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Diego Pino
Publicista, me gusta la música y la fotografía.
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Endorama

-Eres un inútil- no eres capaz de proveer nada para esta casa, no es posible que de nuevo te hayas quedado sin trabajo, este es nuestro fin Alonso, es nuestro fin, yo no tengo como trabajar, no hay quien cuide a los niños, a veces me pregunto para que cresta me case contigo, eres un inútil, ¿Ahora donde vamos a vivir?

En mi cabeza repito una y otra vez, prefiero la muerte, prefiero la muerte, mientras mi pequeña hija de 5 años se asoma por la puerta asustada ante tanto griterío, pregunta ¿qué pasa? yo le digo "nada hijita estamos ensayando una obra, tu madre hará el papel de Shrek el ogro y como verás yo soy el burro maltratado, nada del otro mundo, ve a dormir" una leve sonrisita sale de su carita, cuanto amo a esa pequeña, ese breve instante de amor paternal, se ve interrumpido por una mirada de mi ahora fiera mujer, quién me dice "para eso eres bueno, para mentir, siempre has sido un chanta, ese es tu gran talento" vuelvo a mi mente y me digo ¿por qué no nací sordo? los gritos sin sentido continúan, que adorable vida tengo, pero todo eso se ve nuevamente interrumpido por un llanto, mi hijo de un año y medio se ha despertado por alboroto, más voluntariosamente que nunca, me ofrezco a ir a verlo, me dirijo a la pequeña cuna que lo alberga y lo tomo en mis brazos, un poco de paz, esos momentos que agradezco la vida, mientras el pequeño solloza en mis brazos, mi mente se nubla y veo el desastre que tengo por mi vida, esposa no puede trabajar, no hay quién cuide a los niños, ambos somos hijos únicos y lo único que tenemos en el mundo, pues nuestros padres viven en otra ciudad. Nosotros estamos varados en Chillán, hace poco me despidieron de la casa comercial por las abruptas necesidades de la empresa, el escaso finiquito se fue en pagar deudas que podían ser más letales, pero ¿Qué más letal que ser desalojados? dios ni siquiera pude darle un hogar a mi familia, una casa arrendada y nada más.

Los días pasan mi señora sigue odiándome, el dinero se acaba,  el dueño de la casa ya inicio los trámites para el desalojo, no hay un carajo que pueda hacer, bueno quizás si, quizás yo me pueda salvar alejarme del demonio de mujer que en vez de alentarme me hace pensar y repetir a cada segundo "deseo la muerte", pero no , no puedo esos pequeños me necesitan, pienso y pienso no hay forma de resolver esto. Salgo a la calle, mi compadre Sebastián me invita a un infaltable vino, le cuento mis penurias, me dice que no hay nada que pueda hacer por mi más que darme vino, cuando le digo "¿Cómo chucha ayudo a mi familia así? ¿llegando curao?" cuando me responde "Puta, pero al menos ahogas los problemas un rato", le digo "Claro, eso sirve caleta, ¿qué chucha hago? no sé donde vamos a vivir weon, en la calle weon" el buen Sebastián sujeta su caña de vino, me mira reflexivo y me dice ¿Y la casa de tus abuelos? esa wea que esta en San Ignacio creo que se llama el pueblo fome ese, según sé nadie vive allí desde que murieron y podrías instalarte tranquilamente allá, hay tierra pa una chacra y la casa tiene espacio". Sebastián será un borracho, jugador y muchas cosas más, pero weon no es, me dio la tremenda idea y yo le iba a hacer caso, apuro la última copa de vino y me retiro con el semblante más mejorado de vuelta con la familia.

Llego a casa pasado a vino, como es de esperarse Ana esta más que molesta, me echa de la cama y me veo en la necesidad de ir a dormir al living, mi hija vuelve a escuchar el griterio, me mira asustada como estoy tirado en un incomodo sillón, le digo "hija no pasa nada, sólo estoy aprendiendo nuevas formas de dormir, creo que empezaré una carrera como ninja, ya sabes los ninjas deben dormir en cualquier lado", otra mentira tragada, mi pequeña se va a la cama, yo cierro los ojos rápido, no hay mucho que pensar, tenía un problema resuelto y aunque Ana me había echado de la cama, eso ya no importaba, tenía la chance de levantarme, salir de la mierda en que estaba viviendo.

Despierto al día siguiente con feroz caña, nada que decir Sebastián no es un buen conocedor de vinos, tampoco yo, no es buena idea comprar esos botellones de 2 litros y medio que valen 1.500,  lo importante es que sigo vivo, me lavo la cara, mientras veo que mi señora llora, le pregunto cariñosamente ¿Qué pasa? y me responde con suavidad "¿Cómo qué que pasa weon? hoy nos echan de acá y tu andabai tomando anoche con ese vago", le dije tranquila el honesto Alonso tiene todo bajo control, ya sé donde vamos a vivir y empezaremos de nuevo,  le comente la idea que me propuso el Sebastian, poco convencida me dice "No, nos queda de otra", empezamos a embalar a la rápida lo poco y nada que teníamos, queríamos ahorrarnos el espectáculo del desalojo. Con la poca plata que me quedaba arrende un flete y nos fuimos a San Ignacio.

Capitulo 2: :

Mientras el camión fletero entraba en el Pueblo, se venían un monton de recuerdos a mi mente, recordaba los veranos felices que tuve en ese pueblo ahora lleno de olvido, lo buena que era mi abuela conmigo, andar en bicicleta y ensuciarme, todo era mejor que ser adulto, mis pensamientos se reafirmaban mientras mi pequeño Luis aplaudía y balbuceaba escuetas palabras mientras estaba sentado en mi regazo, a su lado su hermanita en los brazos de su madre reía y celebraba cada balbucéo del pequeño Luis. Me sentía contento y vivo de nuevo, mi señora no me miraba, yo sentía su odio, pero que importaba. De pronto en el camino algo desvió mi atención, una vieja casa maltraída y hecha pedazos, sobre la cuál había un letrero que desgastado por los años que decía "bienvenido al criadero de avestruces de San Ignacio", si, alguna vez se criaron avestruces en San Ignacio, pero todo termino mal para esa familia, ya que las aves enfermaron, todas murieron y al paso del tiempo la desgracia azoto a la familia, el hijo murió en un fatal accidente, la hija fue asesinada brutalmente por su marido, el patriarca no soporto la situación y se suicido, su señora lo siguió al poco tiempo, la pena lo devoro. Yo pensaba en mi familia y decía, jamás nos pasará algo así, no dejaré que pasé, primero muerto, me sentía como un heroe, como superman defendiendo a los míos, pero solo en pensamientos, porque en la realidad no había logrado mucho. Al menos y gracias a mis abuelos aún tenía un techo. Cerré los ojos con fuerza y di gracias a ese par de ancianos que ya llevaban 5 años fuera de este mundo. El camino se acortaba y llegábamos a la avenida principal donde estaba la casa, no tenía nada de principal la avenida, un derruido negocio, una que otra casa habitada y ese olor a soledad, ese olor a olvido, impregnaba todo. Nos bajamos y vi la casa que alguna vez albergo tantos momentos felices en tiempos ya alejados, todo estaba casi intacto. Debido al olvido del pueblo, nadie quiso comprar la casa, por lo que se clausuro y quedo allí en el olvido, yo no tenía la llave, pero estabamos en medio de la nada, así que forcé un par de cosas y listo, ya había acceso, todo olía realmente a olvido y tierra, debí venir antes a limpiar me dije, mi señora gruñe, le dije tranquila todo quedará limpió o al menos una pieza para hoy, la casa tenía 5 dormitorios, una cocina, un baño, living y un gran terreno trasero, donde estaba seguro mis hijos iban a jugar mucho y yo iba a intentar ser lo más parecido a un agricultor, porque era la única alternativa, al menos sabía que había un bus que pasaba unas 4 veces al día, así que podría ir a Chillán a buscar trabajo, pero la agricultura no venía mal por un tiempo, aparte el Sebastian me presto un par de lucas, así que por un tiempo estaríamos bien.

Me puse a descargar las cosas del camión junto al chofer y mi señora, mi hija se sento en un tronco mientras sujetaba al pequeño Luis que yacía dormido en sus brazos, esos pequeños momentos inundaban mi corazón de sentido. Descargamos todo y el señor se fue, no sé si fue sugestión, pero su cuídense me dejo algo helado. Esa noche dormimos todos en el living que fue el primer lugar que limpiamos, todo el resto de la casa parecía un misterio, las cosas de mis abuelos hace rato ya no estaban, la casa no se pudo vender, pero los muebles si. Arrasaron con todo lo de valor hace ya un buen rato. Al día siguiente yo y mi señora que de a poco me hablaba un poco más, empezamos a poner algo de orden a la casa, todo iba mejorando poco a poco, aunque he de ser honesto y habían lugares que me llenaban de tanta nostalgia que una que otra lágrima se me escapo ese día. Mientras arreglabamos todo, le dije a mi señora elige cual quieres que sea nuestro dormitorio, teníamos 5 así que había donde elegir, ni tonta, ni perezosa escogió el más grande, ese era el de invitados en tiempos antiguos y cabían como 4 camas, nunca me gusto porque sentía cierto peso mientras estaba allí, pero a mi mujer si por el espacio y la luz, ya habíamos peleado tanto, que discutir por eso me pareció innecesario, instale todo allí, esa noche la abrace después de mucho tiempo en que prácticamente nos odiábamos, la bese tiernamente y le dije todo estará bien. 


Capitulo 3 el pueblo. 
Los días pasaban y la vida no hacía más que mejorar, las cosas se iban dando, de hecho, ni siquiera tuve que ir a pedir trabajo a Chillán, había un puesto en la vieja barraca de maderas del pueblo, la paga no era mucha, digamos que la demanda de madera tampoco era muy grande, pero era uno de los pocos negocios que en cierta forma prosperaba en el pueblo, ya que entregaba madera a pueblos aledaños, pueblos un poco más exitosos, de hecho uno de ellos tenía incluso un festival de la papa, lo que me parecía alucinante. Tenía trabajo, mi señora me empezaba a valorar más, mis hijos se notaban un poco más contentos, de hecho mi hija entro en una pequeña escuela, afortunadamente había una pequeña escuela rural, todo marchaba bien, pasaba a comprar al pan al pequeño negocio de la señora Mercedez, una vieja gloria de aquellas, de hecho era una de las fieles vecinas de mi abuela, por lo que me recordaba y me atendía bien. La vida por primera vez en un largo tiempo iba cuesta arriba y todo se sentía bien. Por el momento.

Una noche desperté agitado, había soñado con un ataud que caía sobre mi, sentía el peso en esa habitación, me sentía como un niño asustado, pero no dije nada. el sueño se seguía repitiendo el ataúd caía una y otra vez. Ya no estaba durmiendo bien y me sentía algo atontado. Una mañana salí al trabajo más temprano de lo habitual, no había ni clareado, cuando en la calle me tope con una señora que me levanto la mano, pestañe y ya no estaba, yo lo atribuí a mi mal dormir, así que seguí mi camino. No me sentía bien ese día y un trozo de madera me pego en la cabeza debido a mi descuido. Fui a casa más temprano con un gran chichon, mi señora al verme se preocupo y mi hija también, les dije no pasa nada solo estoy mutando, pronto tendré un cuerno y seré un unicornio, mi hija reía, y le dije a mi señora, guarda un secreto "duele como la mierda", ella me mando a descansar, cosa que no pude hacer soñé con el ataúd y la señora de la mañana. 

Pese a que me sentía mal, me levante para ir al trabajo, ya había aclarado y vi nuevamente a la señora su rostro se me hizo conocido, era mi abuela, me dijo "alonsito cuidate" y desapareció, quede helado, pero luego le reste importancia, pensé debe ser por el golpe, eso debe ser. Ese día trabaje normalmente, hasta que los truenos rompieron el cielo, mi patrón, don Octavio, un viejito bonachon de unos 60 años me dijo" Alonso ponle lona a la madera que esta afuera y andate pa la casa, se va a largar la nuba, si esta así mañana no vengai"

Esa noche llovió como si no hubiese mañana, el ataúd volvió a caer sobre mi en el sueño y desperté gritando, mi señora me calmo, me distrajo hablando de las travesuras de Luis y Fernanda nuestros hijos, pero luego paro en seco y me dijo, "igual me he sentido rara aquí, mejor sería cambiarnos de pieza, ¿No habrá pasado algo raro aquí? ¿No te acuerdas de nada Alonso?" rebusque en mi memoria y aparte de las sensaciones que tenía cuando niño no recordaba nada más, hasta que mi ampolleta se ilumino y recordé la historia de mi Tio Abuelo Domingo, quién murió envenenado por su señora, quién lo engañaba, o sea jamás demostraron que la señora lo había envenenado, recordaba la historia porque mi abuela siempre la contaba con lágrimas en los ojos y diciendo que la "muy perra" de la señora ni siquiera se presento al velorio que había sido en la casa, en esta casa donde estábamos viviendo ahora, quizás en esta pieza lo velaron y eso me dio nervio en cierto punto, le dije la historia a mi mujer, pero no le compartí mi preocupación, al final cambie el tema y volvimos a dormir. 

Capitulo 4- La pesadilla comienza
Ese día llovió todo el día y había goteras por la casa, tome la palabra de don Octavio y no fui a trabajar, aunque salí de la casa a comprar unas cuantas provisiones para la casa, como había goteras en la cocina y en el living deje las cosas en la pieza matrimonial. Ese día no podía arreglar nada, ni hablar de subirme al techo con el viento que había. Así que reunimos a la familia en la pieza de los niños y vimos algo de televisión basura, el idiota de Luis Jara haciéndose el simpático, vaya tontera le dije a mi señora, ella me respondió con un si medio seco, los niños dormitaban, la note pálida, le dije ¿Ana te pasa algo? y me responde me siento un poco mal iré a tirarme a la cama, cuida a los niños, me quede ahí viendo tele y resguardando el sueño de mis niños. En eso me quede dormido también, cuando un grito rompió mi sueño, era un grito de mi señora, me pare asustado y fui a la pieza, los niños seguían durmiendo. 

Llego a la pieza y veo a mi señora tirada con la cara ardiendo, hervía en fiebre, estaba delirando me empieza a insultar, "eres un inutil, te maldigo, te odio, te odio, te maldigo, morirás" me asuste, pero tenía que cuidarla igual, intento acercarme se exaspera y me grita más fuerte y vomita unos bichos verdes, el grito despierta a la pequeña Fernando, quien se asoma a la puerta, me siento angustiado, la tranquilizo y le encargo que cuide a su hermanito, que yo cuidaré a la mami que estaba enferma. La lleve donde su hermano y al volver a la pieza principal, veo algo horrible una figura con un cuchillo amenaza con matar a mi señora, me mareo, estoy confundido, la cabeza duele, el golpe que me dí en la barraca seguía presene. En mi mareo y adrenalina cojo la lámpara, golpeo a la figura sin detenerme, el mareo sigue, siento como los sesos y la sangre salpican todo alrededor, siento el asco y el dolor, además de un olor repugnante. El mareo casi me bota al suelo, me incorporo y el horror se apodera de mi, en el piso y con la cabeza hecha añicos esta mi señora, yo la había matado, no procesaba nada de la situación, la lluvia caía implacable y de pronto empieza un temblor, que termino siendo terremoto, huí de la pieza porque debía ir por mis hijos. 

Logre escapar y llegar donde mis niños, las cosas se caían y había un ruido de mierda, entre la lluvia y la tierra sacudiéndose, era el fin del puto mundo y yo había hecho algo terrible. De a poco todo se calmo, mis hijos lloraban a más no poder y yo en mi propia desesperación los consolaba como podía, el paso a la pieza principal había quedado bloqueado por un ropero que cayo durante el terremoto, no había nada que hacer en ese momento por mi señora, de todas formas le había reventado los sesos o eso creía. Los niños me pedían a su mami y yo les decía que pronto iríamos por ella, pero necesitábamos salir de aquí. Vamos saliendo de la pieza hacía el pasillo y empieza otro terremoto, recordé el consejo de mi abuelo y nos ubicamos bajo el marco de la puerta del baño. Resistió. Todo estaba oscuro afuera y seguía lloviendo, la luz se había ido, así que solo quedaba esperar el amanecer, abrace a mis hijos y dormimos en una improvisada cama, bueno ellos, yo no, yo estaba ahogado en el dolor y la confusión.

Lo que viene después.

Al día siguiente salió el sol temprano por la mañana,  mis hijos despertaron y empezaron a pedir comida, no había nada para darles, todo lo que había comprado estaba en la pieza donde yacía su madre muerta. Mi hijo comenzó a berrear, de pronto mi mente se volvió a nublar y vi a la misma figura que había amenazado a mi mujer con un cuchillo, perdí el control nuevamente, pero no fui tan brutal solo le di un golpe, que más que golpe fue una bofetada, la cosa sonrió, pero no era la cosa a lo que golpíe, sino a que mi hijo pequeño, al bebé que lloraba desconsolado, ahora por el dolor y por el hambre. Mi hija miraba asutada y yo me sentía el peor ser humano sobre la tierra, no tenía como explicar eso. Así que solo me limite a pedir perdón una y otra vez, por suerte los niños pequeños tienen una memoria temporal delicada por lo que pude superar el impáz por fuera, pero por dentro estaba podrido. 

Salimos a la calle, el pueblo estaba casi en ruinas, no había nada, fui donde la señora Mercedez a ver si podía conseguir algo, ella y su casa seguían allí, pero su amabilidad no, urañamente me contó que habían intentado saquearla, así que cada uno por su cuenta, mientras otro temblor remecía la tierra, era el fin del mundo, no había forma de saber de nada y mis niños tenían hambre, la única forma de arreglar esto era volver al cuarto donde yacía mi mujer con su cabeza reventada por mi, no tenía alternativa.

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